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Viuda 3
Se levanto y se acerco a mi hermana María, sentándose a su lado en el sofá, Aníbal le cogió la mano y continuo pasándosela por su cuerpo, por la boca por sus pechos bajándole su mano por sus vientre y sus muslos, María se dejaba llevar mientras Aníbal le ayudaba a masturbarse, ella extasiada de pasión respiraba con dificultad y abría la boca porque le faltaba el aire de lo excitada que se ponía, le llevo la mano a su chocho y le ayudo a masturbárselo, María jadeaba, entonces Aníbal empezó a desnudarla le desabrocho su blusa dejando a la vista un hermoso sujetador negro de grades copas le bajo las faldas y dejo verse las bragas del mismo color y sus ligueros haciendo conjunto con las medias, mientras Aníbal la comía sin parar le quito el sujetador y la cogió por sus grandes tetas estrujándoselas y mordiéndole sus pezones mi hermana seguía gimiendo del placer que sentía, y de un tirón le saco las bragas, así María mostraba sus atributos de una hermosa hembra caliente deseosa como la autentica yegua que desea que la monte su semental, cuando empezó a lamerle el chocho María gemía y se retorcía de placer, Aníbal la levanto del sofá y la obligo a ponerse de rodillas en el suelo, se saco su gran verga y se la dio a comer a María, mi hermana se la cogió con las dos manos y lo masturbaba y se la chupaba hasta que el monstruo divino que chupaba iba tomando formas de dureza y grandeza, poco a poco ese látigo que Aníbal tenía entre sus piernas, unas dimensiones enormes para cualquier mujer blanca, pero lo que más me llamo la atención es de que mi hermana estuviese tan tranquila de aquello que tenía en sus manos iba a ser para ella, no sé si es que no era consciente del castigo que le iba a someter Aníbal, la cogió por las piernas y se las abrió mientras le comió el coño, si, ya, ya, métemela, métemela ya, yo asombrada de como mi hermana le pedía que la penetrara y le metiera veinte y cinco centímetros de carne dentro de sus entrañas, yo seguía mirándolos más excitada que ellos, sobre todo pensaba que tenía una hermana tan puta, jamás pensé que desearía tanto la polla enorme de un negro, cuando le apunto la polla en su choco y apretó para dentro María gimió y grito, no cesaba de gritar, no sé si gritaba de placer o dolor, pero yo empezaba a sentirme satisfecha de ver a mi hermana sufrir, iba a disfrutar de verla retorcida de dolor y como la iba a castigar mi amante por ser una puta, pensaba que tenía una hermana que era una puta y deseara fornicar con pollas tan grandes, me daba cuenta que era una yegua, yo estaba excitadísima de ver a mi hermana follando con mi amante, pero me alegraba porque sentía que de algún modo iba a pagar caro el descaro de follar con mi amante en mi presencia además, pensaba que la iba hacer sufrir cuando intentara metérsela toda, me figuraba que la iba a reventar o que no aguantaría y le sacaría los ovarios, mientras estaba de rodillas entre sus piernas levantándola y bajándola gritaba y pedía así, así dame dame mas, mas, ayyy, ay, ayyy,, se fue apoyando encima de ella mientras le apretaba con su enorme verga, ella, gritaba y chillaba sin cesar, ay ay ay que me matas , que me matas, ay ay que no puedo más, entre gritos y sollozos se retorcía como poseída por algún demonio, yo le susurre a Aníbal, sacúdele unos buenos latigazos fuerte dale fuerte, estaba gozando más que ellos de ver a la puta de mi hermana castigándola con un buen látigo, cuando de momento sentí estremecerse de convulsiones, así permanecieron sollozando a gritos ya, ya no puedo más , me muero ay ay, mientras María no cesaba de estremecerse y sollozar, así tras más de cinco minutos de correrse, mi hermana quedo inmóvil sobre la cama con las piernas abiertas , yo también me corrí al oír los gritos de ella cuando se corría, pero quede sorprendida de que mi hermana se tragara una polla de veinte y cinco centímetros la primera vez que fallaba con un semental negro, cuando yo tarde un mes en conseguirlo ella se la trago a la primera, algo no me cuadraba de lo puta que era mi hermana.
Aníbal se levanto y mientras María yacía con las piernas abiertas sobre la cama, vino hacia mí y me penetro con violencia hasta hacerme correr, así fue como mi hermana María le puso los cuernos a su marido con mi amante, yo pensaba en mi cuñado que hubiese pensado de su mujer verla follando y gozando con un semental.
CONTINUARA