Los mejores cuernos.

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Los mejores cuernos.
Los mejores cuernos son los que se ponen sin buscarlos y haciendo cosas que no se han probado antes.

Eso les paso a Pepa y Ricardo. Buenos amigos ambos casados con otras parejas. Se veían casi a diario desde hacia años y nunca habían tenido ningún tipo de interés el uno por el otro.

El tiempo y la confianza hizo que un día comenzaran a hablar de sus relaciones. Ella le confeso que estaba poco satisfecha, y el le confeso lo mismo en otros términos.

– Sabes, hace mucho que no me come el coño. Lo hacemos a menudo y me lo paso bien, pero echo de menos una buena comida de coño.

– Eso es terrible, con lo bueno que es eso.

– A que si??

En aquel momento aquella primera conversación picante e inocente sembró la semilla de otras en las que se contaban cosas que les gustaría hacer.

– Nunca he realizado el anal. Y me llama la atención. Pero a mi marido le da asco. Aunque creo que no le gusta mi culo. ¿tu lo has probado?

– Yo tampoco lo he probado nunca. Nunca he tenido oportunidad a pesar de haberlo intentado muchas veces.- Y comenzó a reírse ante la incomodidad de la evidente coincidencia de deseos mutuos.

– A mi me da algo de miedo, así de primeras. Pero aveces cuando lo hacemos me encantaria que me rellenara por ahí.

– ¿Y no se lo has pedido?

– Es que cuando lo hacemos no le gusta cambiar cuando esta ya animado. Dice que se le corta el rollo y no puede continuar.

– Menudo rollo. ¿Entonces cuando estáis en una posición no cambiáis?

– Nunca.

– Pues es una autentica putada. Con lo divertido que es cambiar de posición y hacer un 69 y luego ir cambiando.

– Verdad? Si se la como es para comérsela hasta el final.

– Hasta el final final?

– Si te refieres a si me trago el semen…- Bajo un poco el tono de voz y le respondió afirmativamente con una sonrisa.

Aquel día no volvieron a hablar de sexo. Y durante un tiempo por algún motivo no continuaron hablando.

Pero semanas mas tarde se encontraron a solas en casa de Ricardo, por casualidad, sin pensar ninguno en que pudiera pasar nada. Comenzaron a hablar como siempre y Ricardo saco el tema al que le daba vueltas desde hacia días.

– Envidio a tu marido. Mi mujer nunca me la ha comido. Y nunca me he corrido en un sitio que no fuera dentro del condón.

– No la has llenado aun?? – Dijo casi escandalizada.

– No. Mi semen no la ha tocado.

– Increíble. Con lo bueno que es sentir como sale cuando se hace uno rápido y tienes que vestirte y cae poco a poco. La lastima que solo sea de uno en uno.

– Como de uno en uno?

– Que solo puede follarme una vez. Cuando se corre ya no puede seguir.

– ¿Y tu te quedas con ganas?

– Y tanto, yo solo acabo de comenzar.

– ¿Y si te digo que mi mujer solo puede hacerlo una vez?

– ¿Como que solo puede hacerlo una vez?

– Cuando la saco, se le hincha el coño y ya no hay manera de seguir. Tiene orgasmos muy fuertes, pero no puede continuar una vez que para.

– Tu mujer debería haberse casado con mi marido.

– ¿Y tu conmigo? – dijo con suspicacia.

Ella lo miró un momento sonriendo, estaba pensando en que decirle.

– No, tu y yo no podemos casarnos.

– Que lastima. Creo que podríamos haber funcionado.

– No he dicho eso. Lo que quiero decir es que tenemos que ser amantes y desfogarnos juntos.

No hicieron falta más palabras. Se abrazaron y comenzaron a besarse. Salidos como estaban, fueron directamente a realizar sus fantasías, y ella sabia que Ricardo buscaría ansiosamente comerle su rasurado coño. Fueron moviéndose hasta acabar en un 69 muy frenético.

– Si prometes petarme el culo y llenármelo de semen, te dejo que te corras en mi boca.

Como iba a decirle que no.

Ella se coloco entre sus piernas para que pudiera ver bien que le hacia. Pero se la comió rápidamente y con ansia, para poder realizar pronto su fantasía.
El primer chorro de semen le pillo de sorpresa llenándole la cara, pero los siguientes no los dejo escapar tragándoselos todos según salían.
Pepa se alegro de al ver, que cuando termino, aquella polla continuaba dura. Solo flojeaba un poco pero valía para ser usada.

El la tomo de las caderas e hizo que se inclinara sobre el sofá. Se coloco detrás, y comenzó a metérsela por el coño.

– No por ahí no, quiero que me llenes el culo.

– Y pienso hacerlo, pero dijiste que nunca podías cambiar de posición.

Continuo follándole el coño mientras un dedo exploraba su culo. Y cuando sintió que estaba apunto de correrse retiro la polla para metersela por el culo.

Ella comenzó a estremecerse de placer, hasta que ambos llegaron juntos a un orgasmo intenso.

– Es la primera vez que me corro en la boca y en el culo. – le dijo sonriendo.

– Para mi es la primera vez que me llenan el culo. O de que me follan después de tragarme el semen.

En la cara de ella aun brillaba la leche de la primera corrida.

– Todavía la tienes dura. – Dijo Pepa jugando con su polla, y metiéndosela de nuevo en la boca.

– Es que me pone ese semen de tu cara.

– Ya esta casi seco.

– Que lastima, me hubiera gustado llenarte el coño de semen con tu cara aun mojada.

– Si crees que puedes, te dejo correrte sobre mi cara.

Comenzaron un juego donde el se masturbaba y ella le chupaba a ratos la punta. Al final Ricardo dejo escapar un abundante chorro de semen sobre su cara. Cuando ya no caian mas gotas, Pepa se acerco y chupo y trago lo que quedaba.

– Eso no era necesario.

– No puedo evitarlo, me encanta el semen. – Dijo Pepa casi sin poder abrir los ojos cubiertos de semen.

– Pues aquí tienes mas.

Ricardo bajo y comenzó a follarle el coño. La excitación pudo con ellos a pesar del cansacio y volvieron a correrse rápidamente.

– Sabes? – Comenzó a decir Pepa. – Poner los cuernos es bastante divertido

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