La casa del placer, dos no follan, si…..

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Club Seventeen

La casa del placer, dos no follan, si…..
Mientras, Sofía descubría nuevos placeres, Arnaldo mientras tanto, hacia otro tanto.

Arantxa es una muy joven vecina, que vive con su novio un par de pisos más arriba de nuestra pareja. Supuestamente tiene novio, eso creen Arnaldo y Sofía, pero por alguna razón, no dejan de entrar chicos y hombres en su casa cuando el novio no está. Así que han llegado a la conclusón, que Arantxa pone los cuernos a su novio.

Arnaldo en parte envidia a esta vecina. No solo es jovencisima, guapa, con una buena vida, si no que ademas, tiene todo el sexo que quiere. También envidia a esos chicos que entran en su piso.
Por eso cada vez que la ve, le lanza indirectas, le dice lo guapa que es, o le mira el culo indiscretamente. Ella lo sabe, se da cuenta y le gusta.

Arantxa no deja de ser una chica muy guapa, con un cuerpo muy bonito, que es perseguida por los ojos de todos los hombres. A ella le gusta así, y viste para provocar el mayor numero de miradas posible. Es bajita, muy delgada, de pelo castaño muy claro, y ojos marrones también claros. En sus formas, resaltan el culo y sus pechos.

Ese mismo día en el que se encontraron Sofía y su primo, Arnaldo había sido llamado, solo un poco antes, por la vecina Arantxa. Mientras este se disponía a salir del edificio, lo llamó.

– Arnaldo!- Lo llamó desde arriba sabiendo que era él, sin verlo. – Puede subir a ayudarme?

En aquel momento no lo pensó, casi no sabia quien lo había llamado, pero subió. Allí se encontró con la sorpresa. Era Arantxa con un conjunto más propio de darle la mayor sorpresa de su vida a su novio, que de estar haciendo nada en casa. Llevaba el pelo recogido en dos coletas, un top muy corto, justo para sujetarle los pechos, y una falda con vuelo, tan corta, que en cualquier momento se le verían las bragas, si llevaba!!
Arnaldo no fue capaz ni de escuchar ni de entender lo que le decía. Solo tenia mente para contemplar aquella chica. No dejaba de observar su perfecto vientre, sus caderas, sus bonitos pechos, y aquella preciosa cara. Supo que tenia que marcharse instintivamente, aunque no era capaz de entender lo que le decía del piso. En cualquier caso la conversación había terminado. Su poya también le advertía que necesitaba irse de allí, estaba creciendo mucho.

Cuando se giro, ella lo cogió por detrás, y lo agarró fuertemente de la dura polla. Al oído le susurró alguna cosa, que hizo que se girara de nuevo como un resorte, entonces ella se agachó, y allí en medio de la escalera, frente a su puerta, le sacó la polla para metersela en la boca.

Él en aquel instante estaba en la gloria. Con aquella vecinita, vestida de forma tan provocadora, chupándole el palo, como nunca antes se lo habían hecho. Ella lo miraba con lujuria, mientras con una mano se masturbaba y con la otra se ayudaba para mantener el equilibrio apoyada en la cintura de él. Solo se la comía con la boca, pero también con la mirada.

Aquello era demasiado para Armando, demasiadas emociones. Que se la comieran, ya era mucho. Que fuera su vecina ya era demasiado, que lo hiciera vestida de infarto, superaba sus expectativas y que todo esto ocurriera en la escalera de su edificio, mientras parecía escuchar la voz de su mujer abajo, hablando con alguien, y el morbo de ser descubierto, fue ya excesivo, superaba con mucho sus mejores sueños. Así que no pudo evitar explotar sin control en la boca de la joven. Ella no se inmutó con la avalancha de semen que se le venia en la boca, más bien al contrario, la saboreo como si de comida deliciosa se tratara, al tiempo que también dejaba que se corriese sobre su cara y su cuello, hasta la ultima gota.
El pensó que ya había terminado todo, y recuperando la consciencia, pensó en como salir airoso de esa situación, pues sus pantalones estaban empapados de semen, y su mujer, no parecía marcharse del rellano.

De nuevo su vecinita le sorprendió, y sonriendole con la cara llena de semen, cogiéndolo unicamente de aquella polla húmeda y aun dura, lo metió dentro de su casa.

Allí volvo a agacharse, y reanudo su trabajo oral, recogiendo todas las gotas que quedaban, hasta que estuvo flácida en su boca. Luego continuó, hasta que volvió a sentirla de nuevo en forma.

– Ahora te toca a tí.- le dijo poniéndose de pie, y llevándole la cabeza hasta su coño.

Allí se encontró con algo fantástico, que no había probado antes, entre unos muslos blancos y bien formados, unos labios carnosos y húmedos, que se movían al ritmo de su lengua. Y aunque el no tenia ni idea de como se comía un coño en condiciones, se lanzo a lo salvaje a disfrutar de aquello, y consiguiendo rápidamente, que la chica se convulsionara un par de veces antes de que decidiera hacer otro cambio.

Estaba claro que ella mandaba, cuando allí, en el recibidor de aquel piso, le hizo tumbarse en el frio y duro suelo. Ella poniéndose de espaldas, apartándose las bragas, introduzco la polla en su interior. Y así empezó a cabalgarlo, como si de un juguete sexual se tratara, sin dejar que le tocara el trasero, la única parte a la cual él tenia acceso.
Él sentía como su polla se llenaba de flujos, y como ella lo cabalgaba mientras tenia orgasmo tras orgasmo.

Perdió la cuenta del rato que estuvo ella allí, pero era bastante más de lo que solía durarle a el cualquier polvo. Y no parecía que aquello fuera acabar pronto. De echo, aún quedaba mucho más, lo supo cuando ella salio de encima, y lo llevo al sofá, donde lo empujo antes de salir. Volvió esta vez solo con la falda puesta, con los bonitos pechos al aire, y con una enorme polla de goma en la mano.

La dejó a un lado mientras se ponía encima de él, frotando sus labios vaginales contra el tronco de su polla. Luego, le dio uno de sus pezones a probar. Fue entonces, mientras mordía aquellos pezones, cuando se dio cuenta que estaba usando la polla de goma. Se ha bia detenido y estaba concentrada en meterse la polla de goma por el culo. Tras masturbarse analmente un poco con ella, la dejo dentro y cogiendo la polla de Arnaldo, volvió a follárselo, esta vez con más fuerza, a la vez que se metía con una mano, la polla de goma por el culo.

El mientras, devoraba aquellos preciosos echos, e intentaba acceder a su trasero, para ayudarla, meter sus dedos, o conseguir meter su polla. Ella continuaba con sus inmensos orgasmos, retorciendo su menudo cuerpo, como una culebra, encima de su cuerpo.

Cuando se cansó, volvió a ponerse de espaldas, y enseñándole el precioso culo, con aquel juguete aun en su interior. Agarró su polla, y mientras se extraía la de goma, fue metiéndose la de Arnaldo poco a poco. Se la metió hasta el final, subió, bajó, y Arnaldo se corrió. No pudo controlarse, todo aquello le superaba. Aquel culo era demasiado para él.

Ella continuo subiendo y bajando, mientras él la inundaba por dentro. Tubo otro orgasmo de pura excitación al sentir el semen dentro. Rápidamente, desmontó y se metió en la boca la polla palpitante de Arnaldo, lo que hizo que su corrida fuese aún mas intensa.

Pasó varios minutos la vecinita con la polla en la boca, asta que estuvo flacida de nuevo, y aún después continuo un poco más. Se levantó, lo cogio de la mano, le entrego la polla de plástico, y llevándolo a la habitación le dijo…

– Aún no hemos terminado.

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