MI VECINITA

MI VECINITA
Hola!!! Soy Santiago, tengo 70 años, viudo, vivo solo en un departamento; mi vida es monótona y aburrida…nada extraordinario para contar; a excepción de la historia que les voy a narrar. Se trata de “una canita al aire”; de una aventura sexual que tuve hace poco.
Alrededor de dos meses atrás, se mudó al edificio donde vivo, justo al departamento de al lado, una chica jovencita, estudiante universitaria. Su nombre es Virginia, muy joven, de 23 años, que estudia psicología. El departamento donde vive, permaneció mucho tiempo sin ser habitado, así que cuando supe que se iba a ocupar, me alegré de tener un vecino después de tantos años. Cuando Virginia hizo su mudanza, con mucho gusto, la ayudé a instalarse. Al conocerla, la vi “muy chiquilla”…diría que tenía el aspecto de una adolescente mas que el de una jovencita universitaria. Sin embargo, me pareció una chica preciosa. De mediana estatura; muy hermosa de cara; tez blanca; ojos verdes; rubia; más bien rellenita de cuerpo, buenas curvas…era un auténtico bomboncito!! Pero lo mejor, lo más lindo de ella, era su modo de ser: totalmente extrovertida, para nada tímida, divertida, alegre, desenvuelta y, por cierto, muy coqueta.
Después de dos semanas de su llegada, ya habíamos entrado en confianza. Mi vecinita, en dos oportunidades había recurrido a mí pidiendo que la ayudara con artefactos eléctricos que se le habían descompuesto y no funcionaban. Así le arreglé su secador de pelo y su lavarropas. Conversando con ella, me contó que no tenía novio…que se había peleado, rompiendo la relación que tenía con un chico y que estaba tratando de olvidarse de esa experiencia frustrante para ella. Me dijo muy seria en una ocasión: “¡¡Siempre me fue mal con los tres chicos que salí!!! ¿Serán todos así?”, me preguntó…La miré tratando de entender su pregunta, y le dije: “Así…así…así…¿cómo?…a qué te refieres?” Me clavó sus hermosos ojos verdes y mirándome fijamente dijo alterada: “Y así…estúpidos!!! Me hartaron…eran muy inmaduros…tontos…me aburrí con ellos…por eso los dejé!!. Virginia estaba enfadada…a mí me causó gracia ver la expresión de su rostro…sus mejillas estaban coloradas y tenía el ceño fruncido. Espontáneamente se me escapó una carcajada: “¡¡jajajajaja!!!”. Me volvió a mirar duramente, más enojada todavía y casi gritando, histérica me dijo: “¡¡lo único que me faltaba!! ¿Ahora te ríes y te burlas de mi?” Le sonreí y le guiñé un ojo diciéndole: “No te enojes conmigo…no me burlo de ti en absoluto…lo que sucede es que te ves cómica cuando te enojas!… Te entiendo perfectamente…¿los chicos eran de tu edad?”, interrogué. Ya sosegada, me respondió: “¡¡Sí!! Tal vez ese fue el error…tendría que buscar hombres maduros!!!” Aquellas palabras me tomaron de sorpresa y me hicieron pensar y verla a Virginia como una mujer…había hablado de salir con hombres mayores y un mal pensamiento, libidinoso, cruzó por mi mente.
Un sábado por la noche; mi vecinita salió a divertirse con sus amigas…se fueron a un boliche a bailar. Aquella noche, me quedé viendo algunas películas hasta altas horas de la mad**gada. Serían las 05.00 AM, cuando escuché que la puerta del elevador se habría en el piso donde vivo. Sentí los ruidos de los tacones que caminaban cerca de la puerta de mi departamento…y luego, ruidos de arcadas y vómitos…Preocupado, salí a ver si alguien precisaba ayuda. Era Virginia…totalmente borracha…no podía encontrar la llave de su departamento y estaba muy eufórica. “¡¡¡Holaaa vecino!!!! Por suerte estás aquí…ayúdame con las llaves…no puedo abrir la puerta!!, me dijo solicitando auxilio. Por supuesto, enseguida, abrí la puerta de su departamento… y cuando ya estuvimos adentro, se me tiró encima mío…había tambaleado y tropezado con una silla. La sostuve con mis brazos mientras caía. Yo estaba detrás de ella. “¡¡Gracias vecino!!!, dijo riéndose de la escena. Intentó incorporarse, y cuando lo logró, su cola se apoyó sobre mi polla accidentalmente. Ella tenía un vestido muy corto y pegado a su cuerpo. Cuando sentí el roce caliente, sorpresivamente se me produjo una gran erección. Ella sintió lo durísima que se puso mi polla. Exclamó riéndose: “¡¡¡Ooops!!! ¡¡Vecino…que agradable sorpresa!!! ¡¡¡Con lo necesitada y las ganas que traigo…es justo lo que necesito!!!” Inmediatamente comenzó a frotar su cola contra mi polla moviéndose sensual y lentamente. “¡¡Qué rico se siente!! Una polla madurita…experimentada!!!”, decía ya entre gemidos, muy excitada. Mi vecinita, me puso a diez mil…y yo también apoyándola, punteándola, le frotaba mi pene cada vez mas tieso. “¡¡Agárrame las tetas y acarícialas!!, me pedía…ya descontrolada por la calentura. Ella estiró una mano hacia atrás y me acarició la polla por encima del pantalón. Luego se dio vuelta, se puso de rodillas y me practicó una mamada inolvidable hasta que me hizo correr dentro de su boca. Saboreó mi semen y luego se lo tragó. “¡¡Hoy voy a ser tu vecinita putita!!!”, me dijo…”vamos a mi cama…fóllame…dame esa verga…hoy la quiero toda para mí!!! Así, acostados en su cama, la cogí todas las veces que quise…tuvimos sexo oral, sexo anal, sexo vaginal…todo el domingo cogimos sin parar…siempre me corrí adentro suyo…al punto que al llegar la noche…estábamos exhaustos. Dormimos juntos aquella noche también y volvimos a follar varias veces más. Las sábanas quedaron mojadas de transpiración, semen y el flujo de Virginia.
Fue una experiencia inolvidable…el viejo de 70 años haciendo gritar, gemir, jadear y chillar, a la jovencita de 23 añitos, llevándole al máximo placer sexual y enseñándole los secretos amatorios más profundos. Mi vecinita tan fascinada quedó con lo que vivió, que de vez en cuando, cuando necesita un poco de amor, visita mi departamento, dándome el gusto, a mi edad, de comerme un delicioso bomboncito!!!!

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