Angelita la esposa

Angelita la esposa
Esta historia nace empieza hace 18 años, cuando en Charata, Chaco, nace una hermosa beba de descendientes polacos y la dan a llamar como Angelita (no Ángela, si no lisa y llanamente Angelita) por supuesto son solteros y el padre ni siquiera vive con la madre. Fue producto de un encuentro casual, debajo de un árbol luego de un baile. Lleva, legalmente el apellido de la madre. Como todos los indicios es que Angelita iba a ser rubia, hubo unos cuantos interesados en comprarla. Finalmente la madre la vendió a una señora de Roque Sáenz Peña, en el mismo Chaco. Esta señora la educó, sin colegio, pero le enseñó, a leer y escribir. Angelita, no tuvo muchos amigos, era una nena retraída, pero inteligente. Cuando tiene 14 años y ya es una nena linda, flaca pero de facciones bonitas, la viola un jornalero, la lastima mal. Del tipo nunca se supo, pero el hecho es que Angelita, nunca será madre. Cuando cumple los 15, pasa por la ciudad, José N, camionero, italiano de 55 años y se enamora de la nena y se la compra para llevarla a Buenos Aires. Desde ese día son marido y mujer. Al cumplir 18 años, formalizan por el Registro Civil. Hay una pequeña reunión en la casa de José, en Barracas. Una de esas casas viejas, amplias, que como tiene 5 cuartos, José alquila a tres familias. Comparten la cocina, el baño y el lavadero. Están presentes algunos de los personajes de esta historia. Por supuesto Angelita y José.
Los Fredes, pareja venida de Los Toldos, Buenos Aires, él Pepe de 32 años, ella Chola de 19 años y su hija, Pipa de 6 meses. Son descendientes de una comunidad Mapuche de los Toldos. Son bajos, negros y tirando a muy gordos.
Las Pérez: Madre (Amanda de 42 años) la hija (Julia de 18 años) prostitutas, trabajan de coperas en un bar de camioneros. Son descendientes de españoles. Muy blancas y bonitas las dos.
Gómez: solo uno, Jacinto. 35 años. Es profesor de matemáticas en algunos colegios de la zona. Separado, alcohólico en recuperación. Desde la separación no supo nada de nadie de su familia. Alto, flaco hasta lo indecible, colorado de piel y poco pelo rubio.
Festejan con sidra, excepto Jacinto que lo hace con Coca Cola. No hay luna de miel, ni viaje de bodas, ni nada parecido. José lleva a Angelita a un Hotel Alojamiento y pasan la noche. Para Angelita es un suplicio, José no tiene erección, es impotente. Ella le chupa la verga muerta y el viejo le acaba en la boca. Luego ven películas pornográficas y cuando José se duerme, ella se masturba. Fin de la noche de bodas.
Por el trabajo, José va a Chaco, compra carbón que luego envasa en un depósito en Barracas y los vende a los mercados chinos, decimos que por el trabajo se ausenta comúnmente entre 10 y 15 días. Angelita se queda sola, se encarga de las dos habitaciones que tienen, dormitorio, estar, donde tiene una heladera y una cocina tipo anafe. Hace las compras, lava y le queda todo el día libre. Ella vive con ganas de coger. Pero los dos hombres de la casa son, para ella, incogibles. El indio gordo, Pepe, además es sucio hasta lo imposible. El borrachín, debe ser peor que José. La india, apenas habla y no se junta con nadie, vive para su beba. Sus únicas compañeras, son la Amanda y Julia. Que con sus cuentos, con los clientes la alegran, pero la calientan aún más.
Por esos días, Angelita, mide metro setenta, tiene piernas largas, lindo culito, tetas grandes y redondas, es hermosa, aunque en su puta vida se ha maquillado, depilado nada para tener mejor estética.
Hablaban de los dos machos de los vecinos. Amanda, tiene relaciones con los dos. Confirma, el indio, se desviste, le chupa una teta y la coge 3 minutos y le acaba en la cara. No dice ni palabra. Paga y se va. El profesor, es vueltero, pero tiene una pijita de nene, más de una vez, ni la penetra, ella termina pajeándolo (es lo que pensaba Angelita)
Julia, le cuenta de los clientes del bar, como ella es más joven (y bonita) tiene mucho trabajo. No todos los camioneros son como José. Hay jóvenes y potentes, pero son muy brutos. Además, tiene clientes fuera del bar, entre ellos dos mujeres que todas las semanas la contratan juntas y le pagan una fortuna. Las visita a la casa y entre las tres se pegan cogidas entre lesbianas, usan todos los chiches.
– Julia ¿vos cogés con mujeres?
– Angelita, ¡Qué cara de asombro! No es lo que más me gusta, pero soy prostituta, estoy para servir.
– ¿Qué son los chiches?
– Consoladores, penes de plásticos, que te metés en el culo o en la concha. ¿Nunca viste ninguno?
– No.
– Ya vuelvo.
Al rato, viene con un bolso con cosas dentro.
– Mirá, este me gusta mucho.
Saca un vibrador, de tamaño medio. Se lo hace poner en la boca y lo hace vibrar.
– Me hace cosquillas.
– En la concha te hace acabar. ¿querés probar?
– ¿Me lo prestás?
– No nena, te hago un servicio gratis. Vení, vamos a tu cama…
Angelita se quedó dura pero Julia la tomó del brazo y casi la arrastró hasta el dormitorio.
Angelita, tenía puesto un solero, bombacha, sin corpiño y descalza. Julia la hizo acostar, se puso junto a ella. La besó, primero Angelita se resistió, pero el contacto con esos labios húmedos y calientes, le gustó y devolvió los besos, cuando sintió la lengua de Julia en su boca, ya estaba regalada. Las manos de Julia, recorrían toda la hermosa figura de Angelita. Acariciaban sus piernas, su culo y apretaban las hermosas tetas.
– Angelita, sos hermosa. Me gustás.
– Julia, gracias, me gusta lo que me hacés…
– Esto, recién empieza.
Le hizo sacar el vestido, al tiempo que Julia ya estaba desnuda.
– Mi amor, que tetas hermosas tenés.
– Gracias…
Estuvo en esas tetas, largo rato, las chupaba las besaba, le daba dulces mordiscos. Cuando le chupó los pezones, Angelita, deliraba e instintivamente se llevó la mano a su concha, que estaba empapada.
– Qué caliente estás, no sabés como me calentás… Sacate la bombacha.
Comenzó a pasarle los dedos en los labios vaginales, los abrió y metió dos dedos y le chupaba el clítoris. En ese punto, Angelita explotó, tuvo un orgasmo de verdad, de esos que a las mujeres nos nace desde el cerebro, pasa por todo el cuerpo y acaba lanzando flujo a raudales.
– ¡Qué rico flujo nena!
– Julia, nunca gocé tanto.
– Todavía no llegamos ni a la mitad. Cuando terminemos voy cortarte los pelos de tu concha, no te afeito, porque José va a pensar que le metés los cuernos.
– ¿Los pelos?
– Mirá mi concha, toda rapada, toda carne y nervio
– Es hermosa tu concha.
– ¿Te gusta? Vení probala.
Hizo que Angelita, le comiese al concha, le metiese dos dedos, le acariciara el clítoris y ella tuvo o fingió su orgasmo (recordemos es prostituta profesional)
Se tendió junto a Angelita y apretó su cuerpo al de ella, mientras le acaricia los pezones.
– ¿Está bien nena?
– Si, Julia, es el mejor polvo de mi vida
– Mi amor, ahora viene el segundo round
Comenzaron el juego nuevamente. Cuando Julia siente que la concha de Angelita está a punto, trae a cuento el vibrador y lo hace vibrar en los labios de la concha, y en el clítoris. Angelita se toma las tetas y las estruja, se pellizca los pezones y grita
– Seguí Julia, cogeme, así, nena, así…
Cuando la penetra con el vibrador, ocurre…
– Me muero, me muero…aaaaaaaaaaagggggggggg.
Segundo orgasmo, en menos de media hora.
Se quedan tumbadas, Angelita está exhausta pero feliz. Julia, está contenta.
– Gracias, Julia. Nunca pensé que se pueda gozar tanto. Te amo.
– Vos tenés que amar al viejo que tenés de marido. Conmigo vas a explorar nuevas sensaciones, me tenés que desear, no amar.
Según Julia, tenían más de dos horas hasta que ella se tenga que cambiar, para ir a laburar al bar. Así que le dijo que le iba a hacer algo de salón de belleza. Le cortó y limó las uñas de los pies y manos, les puso esmalte. Le cortó y emparejó los pelos de la concha, por suerte la polaca tenía poco vello, no necesitó afeitarla. No quedó pelada, pero ya no m*****aría para mamarla. Le depiló las cejas. Y dijo, por hoy es suficiente.
Desde ese día, cuando José estaba de viaje, Julia y Amanda estaban todas las tardes juntas, aunque no pudiesen tener sexo. Ustedes saben, las mujeres tenemos esa mierda que se llama menstruación.
Si les gusta, iré contando más de esta relación y de otras cosas que fueron pasando en esa casa.

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