Virginidad Perdida
Volviendo a mis pacientes de psicología, les traigo otra historia de cómo una chica perdió su virginidad y como la afectado desde entonces. La volveremos a contar en primera persona para mantener el efecto.
Descubrí mi sexualidad desde muy temprana edad, me satisfacía tocarme para sentir ese cosquilleo, y no estaba segura de lo que era un orgasmo. El hecho de tener hermanas mayores y ver los escarceos amorosos que tenían con sus novios, aumentaba mi curiosidad y concupiscencia. Quizá por eso, me gustaba usar ropa muy apretada y muy corta, para llamar la atención de los hombres; a pesar que a muchas mujeres les disgusta oír los piropos majaderos en la calle, a mi me gustaba sentirme el centro de atracción. En la secundaria, tenía yo muchos compañeros de clase que eran más grandes que yo, por estar en grados más altos o porque simplemente no habían podido terminar la escuela en el tiempo establecido. Tenía yo 14 años y estaba en el segundo grado de la secundaria, en la época en que estaba de moda una telenovela juvenil en que las protagonistas usaban faldas muy cortas y las camisolas muy abiertas, dejando muy poco a la imaginación. En la secundaria, se reunían varias pandillas de la colonia y afuera de la escuela se hacían grupitos con ellas; yo pertenecía a un grupo que nos auto denominábamos la crueles, porque siempre m*****ábamos a las otras chicas de la escuela que eran menos agraciadas. Una de ellas tenía su hermano que pertenecía a una de las pandillas de la zona; no era el líder pero siempre m*****aba a los estudiantes del instituto.
Cierto día, la hermana del pandillero, llevo un corte de pelo estilo mohicano. La burla por parte de nosotros no se hizo esperar. Nos reímos a más no poder y le tomamos fotografías para mofarnos aun más de ella, quien termino llorando mientras nosotras reíamos sin parar. Era fin de curso, y nosotras 2 no habíamos terminado de hacer el trabajo de historia que el maestro pedía para aumentar la calificación. Así que tuvimos que quedarnos en la biblioteca toda la tarde hasta terminar. Cerca de las 9 de la noche, que era la hora en que terminaba la última clase, salimos de la escuela y empezamos a caminar hacia la parada del camión para irnos a casa. Saliendo de las inmediaciones de la escuela, nos cortaron el paso 4 muchachos y empezaron a decirnos piropos sucios y majaderías. No contestamos y seguimos caminando. Uno de ellos tomo mi mochila que tenia colgada en la espalda y me jaló, mi amiga trató de correr y la tomaron de la cola de caballo que tenía en el pelo y la arrojaron al suelo. Nos arrastraron a una camioneta abandonada y nos arrojaron a la parte de atrás cerrando la puerta. Estábamos encerradas. Mi amiga intento gritar y le dieron un puñetazo en el estomago, sacándole todo el aire. Me agache para ayudarle, no podía respirar ni tampoco gritar. Pasaron unos minutos y se abrió la puerta el hermano de la chava de la que nos habíamos reído estaba ahí con su hermana.
“ahorita nos desquitamos de estas”- dijo el hermano y volvió a cerrar.
Al poco rato, volvieron a abrir, pero ahora eran varios muchachos, no supe cuantos, todos jóvenes desde 12 hasta como 20 años. El más alto era el jefe, un hombre de más de veinte años con olor a sudor.
“a ver, con quien vamos a empezar ?”- dijo el jefe.
Mi amiga empezó a sollozar, y el jefe la tomó del cabello y la arrastró hacia la entrada de la camioneta.
“no me hagan nada, por favor”- decía mi amiga y los muchachos reían y decían improperios.
De una cachetada, el jefe calló a mi amiga y esta parecía aturdida, no se movía. De un tirón, le abrió la camisa y dejo ver 2 incipientes pechos debajo de un sostén. De otro tirón, rompió el sostén; mi amiga en un arranque de pudor, se cubrió y solo consiguió recibir otro bofetón. Su falda comenzó a enrollarse en su cintura dejando al descubierto sus muslos. El jefe arrancó la falda y descubrió unas pantaletas de algodón con dibujos; también la arrancó, lastimando la piel de mi amiga y provocando un quejido. Sacó su verga enhiesta, sin circuncidar, movió su pellejo y dejo al descubierto un glande que estaba color morado de tan parada que estaba; mi amiga comenzó a sollozar.
“me fastidia que chillen mientras me las cojo”- dijo el jefe y le dio un puñetazo a mi amiga en el estomago y se volvió a quedar sin aire.
Trataba de jalar oxigeno y no podía respirar, cuando el jefe le metió la verga de un solo golpe. El dolor provocado por la penetración se combinaba con la falta de respiración. La falta de aire provocaba contracciones intensas en la vagina que apretaba cada vez más la verga del jefe que gozaba con la violación. No tardó en eyacular adentro de mi amiga, bufaba como a****l, mientras le mordía los pezones tratando de mamar algo de ellos. Con la misma rudeza con que entró, saco su verga goteante de leche, los demás se arremolinaron en fila y uno tras otro se la iban cogiendo y acabando dentro de ella. Estaba en shock, no gritaba, no lloraba, solo se dejaba hacer. Perdí la cuenta de los que la violaron. La hermana que habíamos insultado veía todo el espectáculo. Al final, su vagina escurría de tanta leche que le salía, ella se acerco y con las 2 manos agarro o que pudo de la leche y se la embarró a la cara; no conforme, tomó una botella de plástico y se la enterró en la vagina.
El jefe regresó y me vio; yo no quería que me golpeara. Cuando me arranco la ropa, no dije nada, trataba de ni siquiera gemir. Al tener mi ropa desgarrada, me jaló como a mi amiga hacia la parte de atrás de la camioneta; volví a ver esa verga parada que me apuntaba, se jaló el pellejo y saco la cabeza otra vez lista para entrar. Estaba yo seca, se escupió la mano y se restregó la saliva por el pito, me abrió la piernas y empujó. Pude sentir esa verga hurgando mis entrañas; sentí como algo se rompió adentro, era yo virgen. Empezó el mete-saca y sentía como apenas y cabía dentro de mí, le costaba trabajo pero ese roce lo volvía loco veía en sus ojos como disfrutaba. Tardo un poco más y sentí mojado dentro de mí como si se orinara.
“tenía ganas de miar y me mie dentro de ti”- decía mientras se reía y sus amigos festejaban su gracia.
Aun tardó en bufar antes de derramarse adentro de mí. Sentí viscoso cuando la saco; y otra vez hicieron fila sus amigos para coger pero ahora a mí. No sentía rico, no sentía placer; solo sentía que me ardía; parecía que después de esto podría identificarlos con solo ver sus vergas, ya que podía sentir grosores, largos. Me mordían los pechos, me lamían la cara, me golpeaban las nalgas pero trataba de no llorar ni hacer ruido, no quería terminar como mi amiga. Cuando todos terminaron dentro de mí, recibí el mismo trato que mi amiga, una embarrada de leche de mi vagina en la cara y una botella de plástico enterrada.
Se fueron, no sé cuánto tiempo estuve ahí; vi por las ventanas de la vieja camioneta una luces de una patrulla, como pude salí y grite. Mi amiga no se movía parecía muerta.
Estuve en el hospital un mes; mi amiga está recluida en un asilo para enfermos mentales en estado catatónico. Esto sucedió cuando tenía 14 años, hoy tengo casi 40 y nunca he tenido pareja de ninguna índole; nunca acuse a nadie por miedo a represalias; y hoy me atrevo a contarlo para sacar el trauma que me agobia. Aquellos que creen que una violación se puede disfrutar, los deberían de violar a ellos.
La paciente no tolera el contacto humano y para poder platicar ella necesita estar a al menos 2 metros de su interlocutor.