MI TIA ME DESVIRGÓ

MI TIA ME DESVIRGÓ
Éste es el relato de una historia tabú; de una relación i****tuosa que tuve con mi tía, hermana de mi madre, con la que he tenido siempre un trato muy cercano, de mucha confianza y…también de “intimidad”. Precisamente ella, mi propia tía, me hizo conocer la realidad del sexo; pues, mi primera vez fue con ella…mi tía me hizo perder la virginidad.
Soy Eduardo, actualmente tengo 23 años, soltero, estudio y trabajo. Debuté follando por primera vez con mi tía Cecilia, cuando cumplí los 15 años; es decir, siendo un adolescente. Mi tía Cecilia, actualmente, mujer divorciada, tiene 40 años. Cuando me desvirgó acababa de separarse y en aquel momento, con 32 años, luego de seis años de sobrellevar una convivencia matrimonial traumática para ella, tomó la decisión de iniciar una nueva etapa en su vida. Cecilia es una verdadera preciosidad morena. Es una mujer alta, 1,77m; delgada, 63kg; de hermoso rostro; ojos verdes; nariz respingada; boca sensual de labios carnosos; tez morena; pelo lacio negro; tiene un cuerpo increíble; tetas medianas y redonditas; buena cintura; un culito paradito espectacular; y piernas largas, bien formadas y torneadas. Es una mujer muy sexy con la cual en mi pubertad y adolescencia siempre tuve fantasías con ella, y varias veces, me masturbé pensando en ella.
A partir del colapso de su matrimonio, ya separada, Cecilia decidió superar rápidamente dejando en el olvido aquellos dramáticos seis años de casada. No había sido feliz, y estaba dispuesta a comenzar a serlo disfrutando a pleno de la vida. Totalmente liberada de todo (prejuicios, escrúpulos, miedos, etc.); optó por salir con amigas; aceptar invitaciones de otros hombres; disfrutar del sexo abiertamente; asistir a fiestas; ir a bailar; cuidar su físico…hacerse alguna cirugía, retocando algunas partes de su cuerpo; comprarse ropa más sensual y atrevida; en fin…su cambio a partir de la separación fue grande. Se puso mucho más hermosa…todo un bomboncito delicioso y apetitoso!!!
Los acontecimientos que motivan este relato se presentaron de este modo. Mis padres tenían programado un viaje a Europa desde hacía tiempo…como yo apenas tenía 15 años y estaba en el colegio secundario todavía; consideraron que no era prudente que me quedara sólo en mi casa. Así que mi mamá le pidió a su hermana, si podía dejarme con ella en su casa, para que estuviera cuidado y controlado. Mi tía respondió afirmativamente, le dijo a mis padres que se quedaran tranquilos, que ella se haría cargo de mí, durante aquel mes, que mis padres estarían en Europa. Mis padres viajaron, y yo me quedé con mi tía por un mes, en Buenos Aires. Pasaron algunos días, en los que me excitaba terriblemente, la sensualidad de Cecilia. Verla ya me provocaba la erección de mi pene…que afligido que lo notara trataba de disimular. Una noche, un viernes, Cecilia me dijo: “Eduardito…voy a salir con mis amigas…volveré un poco tarde…te dejé preparada la comida…no te importa quedarte solito por un rato???”. Le respondí: “Vete tranquila tía…estaré bien…no te preocupes”. Luego de este diálogo breve, mi tía se metió al cuarto de baño y sentí el ruido del agua de la ducha. Me tenté y miré por el ojo de la cerradura de la puerta del baño. Vi a mi tía completamente desnuda, mientras se bañaba y se pasaba el jabón por sus tetas, su coñito y su cola. Mientras la espiaba con la boca abierta, se me puso dura y se me paró la polla. Tuve ganas terribles de hacerme una paja en ese momento, pero me retiré del lugar, por miedo de que mi tía se diera cuenta. El corazón me latía rápidamente…estaba muy caliente; así que me senté en el living a mirar televisión. Al rato apareció mi tía…estaba impactante…un vestido cortito, pegado al cuerpo, perfectamente maquillada, sandalias altas y un perfume exquisito que impregnaba toda la casa; se despidió, me dio un beso en la mejilla y se fue. Quedé solo y caliente…la pija estaba durísima…no podía dejar de pensar en mi tía y comencé a fantasear imaginando que tenía sexo con ella…con estos pensamientos calientes se humedeció mi bóxer. Me puse a ver una película porno, para hacerme una paja y sacarme la calentura. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Cecilia. Subí a mi cuarto y al pasar por el cuarto de mi tía…se me ocurrió algo…La puerta estaba sin llave, entré en la habitación de ella…me acosté en su cama…comencé a olfatear el perfume que me había puesto a mil…luego me dirigí al vestidor…abrí una puerta, un cajón…encontré toda la lencería de mi tía…mi polla creció más todavía…estaba por explotar…y entonces…a un costado, dentro de un cesto…estaba la braguita que se había sacado para ducharse. Era la braga que había usado durante el día. La tomé entre mis manos temblorosas y me la llevé a la nariz…comencé a olerla. Estaba húmeda…se percibía el olor a coño de mi tía…yo ya estaba super caliente. Me desnudé…me acosté sobre la cama de Cecilia y mientras olía su braga me hice una paja hasta que me corrí. Después de esto, de descargar, me dormí allí mismo. Al cabo de un rato me desperté…me preocupé porque no sabía si había vuelto mi tía o no. Pensé que quizás me había pillado. Largué un insulto al aire y salí del cuarto y luego de echar una mirada, vi que no había regresado. Suspiré aliviado, y decidí regresar al cuarto…seguía caliente…y tenía ganas de otra paja. Me desnudé nuevamente, y empecé a masturbarme nuevamente, oliendo la braga. Cuando estaba por llegar a eyacular, entró imprevistamente mi tía a su cuarto. No la escuché llegar. Me vio desnudo, oliendo su braga…exclamó asombrada:”¡¡¡Eduardo!!! ¿¿Qué haces???”. Yo me cubrí como pude mis partes íntimas y sólo atiné a decirle, muerto de vergüenza y miedo: “¡¡Perdón tía…perdón!!!”, mientras unas lágrimas se asomaban a mis ojos. Cecilia, me miró con dulzura…se acercó y me calmó diciéndome: “¡¡Tranquilo Eduardo!! ¡¡No pasa nada!! Te entiendo perfectamente…no te reprenderé y no diré a nadie, nada de esto…será nuestro secreto!!”. Luego se sentó en la cama a mi lado y me preguntó: “¿Tus padres hablaron alguna vez contigo de sexo? Porque ya estás en una edad en la que deben ocuparse de lo que sientes y, lo sexual es un tema muy importante en tu adolescencia y en tu crecimiento”, me dijo. Yo incómodo por la situación, desnudo y al lado de mi hermosa tía, le respondí tímidamente: “No, nunca hablamos de eso”. Ella me miró fijamente, y exclamó: “¡¡Es el colmo!! ¡¡Debieron hablarte de sexo!!” Luego, pensativa, preguntó: “Eduardito…¿alguna vez lo hiciste?…¿ya tuviste sexo con alguna chica??” Ruborizado completamente le conté la verdad: “No tía”. Cecilia lanzó una carcajada sonora: “¡¡Eres virgen, querido!!! Pensé que ya habías tenido alguna experiencia sexual…la mayoría de los chicos de tu edad ya se iniciaron sexualmente!!” Frente a mi silencio…prosiguió: “Pero veo que ganas no te faltan…jajaja…ese pene virgen está necesitado de un coño que lo reciba!!”. “Bueno…vete a tu cuarto y duérmete ya!!” Salí de la habitación de mi tía, me acosté en mi cama y dormí sólo un instante…en el silencio de la noche…alcancé a escuchar levemente, a lo lejos, un grito. Con curiosidad salí del cuarto para ver de qué se trataba. Noté entreabierta la puerta del dormitorio de Cecilia…en puntas de pie…sin hacer ruido me acerqué y me asomé…pillé a mi tía con un vibrador, frotándose el clítoris, mientras gemía y gozaba masturbándose solitariamente teniendo múltiples orgasmos. De repente, dirigió su mirada hacia la puerta y me descubrió…”¡¡¡Eduardo!!”, gritó agitada y arrecha; y a continuación dijo con voz temblorosa y excitada: “Pasa querido…ven con tu tía…” Ingresé a su cuarto…me hizo señas que me acercara; luego me invitó a sentarme en su cama…ella se arrodilló sobre la cama y comenzó a acariciarme…me besaba el cuello, me chupaba los oídos, me recorría con su lengua mi cuerpo desnudo…me acostó a su lado y puso su mano sobre el bóxer…metió su mano y me acarició la verga…me causó una tremenda erección…luego se montó sobre mí…acercó su boca a la mía y me dio un beso apasionado con sus labios mojados de lujuria…abrió su boca, y yo instintivamente metí mi lengua allí…ella correspondió…las lenguas se enlazaban jugueteando…puso sus senos en mi boca y comencé a besarlos y chuparle los pezones que los tenía duros…me cubrió de besos mientras recorría y exploraba mi cuerpo tendido…cuando llegó a mi bóxer, me los sacó suavemente; y entonces, me hizo estremecer, cuando metió mi polla dentro de su boca, practicándome una mamada inolvidable. Sentía que estaba a punto de explotar…ya no aguantaba tanto placer. Luego se sentó sobre mi pene…suavemente…como si fuera una maestra enseñando a su alumno una lección importante, con delicadeza tomó mi polla y la acercó a la entrada de su vagina…me miró me dio un beso tierno en la boca y me dijo: “¡¡Ahora vas a saber muy bien lo que es el sexo!! Si nadie te enseñó…seré yo la encargada de instruirte…no tengas miedo…déjate llevar por tu instinto y permíteme que te guíe en esto!!!” Ya con mi polla parada y dura…erecta, se sentó lentamente sobre ella, mientras mi pene ingresaba por primera vez en esa cavidad deliciosa, fuente del máximo placer sexual, que llamamos vagina…receptáculo cordial y cálido del miembro viril, que atrapado allí por el amor y la pasión, siente como un torrente impetuoso de su ser explota dentro de la mujer, en un acto único y eterno de placer que conduce a un éxtasis de satisfacción que llena completamente de gozo indescriptible a los amantes al unirse sus cuerpos. De esta forma, con mi tía Cecilia, mi gran maestra en el arte del sexo, pude llegar a descubrir la esencia del placer y del gozo. 
Después de esta profunda experiencia sexual, tuve algunos “encuentros íntimos” más con mi querida tía, a la cual agradezco de haber sido la mujer ideal y tierna con la que perdí mi virginidad; ya que me trató con mucho amor, dulzura, ternura y pasión; dejándome el mejor de los recuerdos de “mi primera vez”.

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