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En el balcón
En verano se pueden hacer buenas prácticas de voyeur desde el balcón de casa. Basta con unos simples prismáticos y buscar por los pisos de tu alrededor. La siguiente historia me pasó durante dos veranos consecutivos. Al llegar el calor me sacaba la silla al balcón, los prismáticos y una cervecita bien fría. Miraba alrededor y alguna vez pillaba a alguna vecina tomando el sol en topless y…paja que me hacía. La sorpresa fue un día que descubrí que desde el ático del bloque de al lado mío una pareja de mediana edad me observaba. Él, al igual que a mí le gustaba espiar al vecindario en compañía de se esposa. He de decir que sus prismáticos eran más potentes que los míos. Probé a meterme la mano bajo el calzoncillo y a tocármela mientras le miraba. Él me miraba y de vez en cuando algo le decía a su mujer porque a continuación ella miraba a mi balcón, pero sin los prismáticos, pues la distancia no es mucha y se ve bien. Yo le saludaba para ver si realmente era a mí a quien miraba y, en efecto, él respondía al saludo. Eso me excitaba y sacaba mi polla dura mientras él manoseaba a su mujer hasta que me corría. El juego fue así durante varios días, no seguidos. A veces se ponían tan cachondos que cuando me corría ella se metía dentro del piso y él me hacía el gesto de que iban a follar. La cosa fue subiendo de tono cuando un día mientras me la ponía dura mirándoles él le bajó la camiseta de tirantes a ella dejando que viera sus tetas, no muy grandes, las manoseaba y le acariciaba los pezones mientras él no dejaba de mirar por los prismáticos cómo me masturbaba. A veces le dejaba mirar un poco a ella, pero como digo, no le debía hacer falta, pues se veía bien. Él clímax llegó al verano siguiente, cuando empezamos igual, manoseos, tetas, a veces me masturbaba sólo para él, hasta que un día él debió de ponerse tan cachondo que se puso detrás de ella, le levantó el vestidito tipo camisón que llevaba y se la folló por detrás mientras ella me miraba. Trataba de disimular su gesto de placer por si alguien más miraba. Sólo podía verse de cintura para arriba, pero se notaba que la estaba follando. Cogía los prismáticos, me miraba y yo le hacía un gesto de aprobación, luego los dejaba a un lado, se volvía a agarrar de las caderas de su mujer y seguía follándola, después le cogía las tetas y le daba duro. Yo me corría bien a gusto mirándoles. Otro día se la folló contra la pared del ático. Un día pude ver cómo su cabeza subía y bajaba. Él me hacía gestos para que mirara su cabeza y la señal de que se la estaba chupando. Cuando acababa ella se asomaba y me miraba cómo me terminaba la paja.
Una mañana, era temprano, sacando al perro coincidí con ella que iba a un recado. A pesar de vivir al lado nunca habíamos coincido. Nos pusimos a hablar de lo bien que lo pasaban mirando cómo me pajeaba, que su marido le excitaba muchísimo hablar de eso mientras la follaba. Que muchas veces hacía que se corriera pensando en que era yo quien la follaba Ella se dio cuenta de que mi polla bajo el pantalón corto estaba durísima. La verdad es que estaba excitadísimo con todo lo que me estaba contando. Ella no llevaba sujetador y sus pezones se notaban bajo el vestidito tipo playero. Nos metimos por un callejón y no pude aguantar más. La agarré el culo y asombrada me dijo:
-Qué haces? Descarado!
-No llevas bragas! Mmmm
-No… y tengo el coño chorreando ahora mismo de lo cachonda que estoy.
Ella se metió entre dos coches se echó hacia adelante subiéndose el vestido y ofreciéndome su coñito dijo:
-Venga, antes de que nos vea alguien…Fóllame duro.
Sin pensarlo dos veces me la saqué y lo tenía tan húmedo que entró sin resistencia. Allí mismo, entre dos coches empecé a follarla como ella me pedía. Acariciaba su culo, blandito, sus tetas, suaves y blanditas. Gemía tratando de no hacer ruido con cada golpe de polla, se la metía toda entera, luego paraba y la movía en círculos a la vez que ella meneaba su culo también en círculos.
-Así es cómo él te follaba en la terraza, puta…te gusta zorra?
-Me corría bien mirando cómo te pajeabas jodido cabrón…mmmm mmmm qué gusto…aah.!
Yo miraba a un lado y a otro de la calle por si venía alguien, pero por suerte no había nadie, aunque, en realidad, no sé si nos hubiera importado, estábamos salidísimos y a los dos nos daba mucho morbo estar follando en plena calle. Le levanté un poco más el vestidito para admirar su culo cuando la follaba y de vez en cuando le daba cachetadas mientras la llamaba puta, zorra…Cuando notó que me iba a correr enseguida se giró y se la metió en la boca succionando mientras me metía un dedo por el culo. Yo creía enloquecer de placer, la cogí la cabeza para que no parara y me exprimió hasta la última gota de semen. Se lo tragó todo mientras relamía mi polla y me miraba sonriente.
-Jodida puta.. . qué buenas mamadas le tienes que hacer a tu marido…uffff!
-Sí, el cabronazo no tiene queja. Sobretodo cuando se levanta empalmado por las mañanas y yo ya me he masturbado mientras duerme. También he visto alguna vez que se ha masturbado mirándote con los prismáticos. Él no me ha visto, pero yo me follaba el coño mirándolo.
-Ah, sí, es que alguna vez he sacado el portátil y he puesto una peli porno y nos la hemos machacado. Oye y no podríamos hacer un trío?
Ella se rió.
-Ya me gustaría ya…pero eso no le va él. Digamos que le pone mucho el exhibirse y si es conmigo, mejor que mejor. Yo le dejo que se haga pajas mirando a alguna vecina que sale medio desnuda al balcón, me da morbo. A veces hasta le pajeo yo mientras mira. Otras miro yo a algún chicarrón y es él el que me hace un dedo mientras me susurra al oído cómo me dejaría que me follara. Por cierto, pasado mañana, bajaré sobre las once y media de la noche a tirar la basura. Le diré que me he encontrado a una vecina y nos hemos parado a charlar.
Y ese día fuimos al parque que hay detrás de su bloque. Me hizo sentarme en un banco y me cabalgó hasta que me corrí dentro de su coño calentito.
Después vino el otoño y me extrañó no verlos. Al poco me enteré de que se habían mudado y el morbo de pajearme en el balcón se esfumó también.